lunes, 3 de diciembre de 2007

Una vida sana sin drogas


Una persona que ha tomado drogas empezó a hacerlo porque tenía una afección precisa, ya fuera física, personal o emociones indeseadas, como tristeza o aburrimiento, para ninguna de las cuales podía encontrar alivio físico o espiritual. Sin embargo, se dio cuenta de que las drogas le quitaban los síntomas o embotaban sus sentimientos acerca de lo que le estaba afligiendo.

Las drogas no sólo no consiguen resolver la afección subyacente e indeseada, sino que pueden conducir a la dependencia y la adicción. Una persona bajo el efecto de las drogas se vuelve menos consciente de los objetos y las personas que hay a su alrededor; por lo tanto, se vuelve menos considerada y responsable, menos activa, menos capaz y menos brillante.
Sin embargo, no se tiene que haber sido un adicto a los narcóticos fuertes para experimentar una reducción del estado de alerta, de "nebulosidad" u otros efectos como resultado del consumo de la droga. Esto puede ser peligroso para la persona misma y para los demás, como se ha visto en numerosos accidentes automovilísticos que ocurren a causa de las drogas, por no mencionar los accidentes menos serios o los errores que suceden porque una persona no se da cuenta de lo que pasa a su alrededor.

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